Tejido de Hipergranulación
enero 30, 2019
El avance científico de las últimas décadas no solo ha permitido seguir avanzando hacia lo desconocido, sino que también, ha facilitado una mayor compresión de cuestiones, si más no, conocidas por todos nosotros; siendo éste el caso del proceso de cicatrización de las heridas1. No obstante, y pese a que cada vez sabemos más al respecto, los datos a los que nos enfrentamos nos dicen que; aunque la mayoría de las heridas crónicas deberían curarse en un plazo de tiempo razonable, en la práctica clínica, no siempre es así.1,2,3.
Para que la maduración de la herida pueda llevarse a cabo, la formación de tejido de granulación es indispensable. Pero supongamos que apareciese en exceso, ¿qué pasaría? La respuesta es simple, lo que en un inicio era fundamental; se convierte en una barrera natural que impide el avance hacia la cicatrización de la herida. A este fenómeno se le conoce como: tejido de hipergranulación o proud flesh (en inglés).
El mecanismo fisiopatológico de la formación del tejido de hipergranulación no está del todo claro, pero se considera una respuesta exagerada a un crecimiento de fibroblastos y células endoteliales con una estructura similar al tejido de granulación normal1,2. La estimulación prolongada de los fibroblastos y la angiogénesis daría lugar a su aparición; impidiendo el desplazamiento de las células epiteliales por la superficie del lecho ulceral y con ello, la contracción de la herida1.
Histológicamente, puede parecerse a un granuloma piógeno ya que se presenta como un tejido friable, exofítico, en forma de coliflor, de un rojo intenso y con aumento de la vascularización, que está por encima del nivel de la piel circundante. Clínicamente, puede confundirse con una úlcera de Marjolin siendo necesaria la biopsia para su diagnóstico1,3.
La hipergranulación en el lecho de la herida puede aparecer por diferentes causas que comparten un ambiente inflamatorio excesivo4. Algunos autores señalan la presencia de cuerpos extraños (suturas, fibras de celulosa, restos de gasas…) como desencadenantes del problema. Otros, abogan por que la escasa tasa de transmisión de vapor húmedo de algunos hidrocoloides podría condicionar a su aparición, así como, el exceso de humedad. Pero la hipótesis más respaldada es aquella que tiene que ver con el aumento de la carga bacteriana y la infección. Stone sugiere que, en determinados sujetos, microorganismos como el Staphylococcus y el Streptococcus podrían ser los responsables de que los leucocitos polimorfonucleares tuvieran una respuesta inflamatoria excesiva y continuada, liberando péptidos que estimulasen la proliferación fibroblástica y la formación de matriz extracelular1.
Entonces, ¿qué debemos hacer cuando se nos presente la hipergranulación en una herida? Una vez tengamos claro que se trata de tejido hipergranulado, habiendo descartado otras posibles patologías podemos elegir entre diferentes alternativas. Lamentablemente, la evidencia existente no es suficiente para justificar la aplicación de una estrategia sobre otra; pero los diferentes autores coinciden en que, si queremos erradicar el problema, hemos de trabajar en eliminar la causa de su desarrollo y la inflamación mantenida existente. Para ello, podemos utilizar desde legrados de la zona a desbridamientos quirúrgicos, la aplicación de sustancias cáusticas (siendo el nitrato de plata el más utilizado hasta la fecha), corticoides tópicos, antisépticos, antimicrobianos tópicos y terapias láser como la crioterapia.
BILBIOGRAFÍA:
“Eva Cano. Podóloga.
Departamento de Formación Convatec”
AP- 020039-ES
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